Los economistas evolutivos examinan cómo y por qué cambia la economía. Este énfasis en la naturaleza cambiante del capitalismo es la característica crucial que los distingue de sus homólogos no evolutivos. En consecuencia, sus temas más frecuentes son: el crecimiento económico, el cambio estructural, los procesos y sistemas de innovación, el cambio tecnológico, el cambio institucional y el desarrollo económico. Estos temas no son específicos de los economistas evolutivos, ya que, por ejemplo, los modelos neoclásicos o “convencionales” de la economía también pueden incorporar elementos dinámicos, como las trayectorias dependientes (path-dependence). Los defensores de la economía evolutiva, sin embargo, investigan estos fenómenos desde un ángulo diferente. Eike W. Schamp (2012, 121) señala que el objetivo de los economistas evolutivos no es la historiografía de casos específicos, sino la búsqueda de principios generales del cambio económico. De acuerdo con Carsten Herrmann-Pillath (2002, 204), una teoría de la evolución económica debería poder explicar tanto el cambio (por ejemplo, la innovación) como la estabilidad (por ejemplo, los procesos de bloqueo). Además, el propio dominio de la economía evolutiva comprende varios enfoques diferentes, que en particular varían en su interpretación del término “evolutivo”. En 1987, Ulrich Witt sugirió los siguientes elementos como los principales pilares comunes de la economía evolutiva:
En cuanto a la concepción de la economía, existen varios enfoques diferentes en la economía evolutiva. En lo sucesivo, se presentarán sus términos y conceptos comunes más importantes. Dopfer (2007) desarrolló un marco teórico en el que distingue entre los niveles micro, meso y macro de la economía, lo que servirá como el principio organizativo de esta sección. Esta perspectiva micro-meso-macro es solo un ángulo posible dentro de la economía evolutiva. Carsten Hermann-Pillath (2002), por ejemplo, destaca la estructura de red del sistema económico.
Nivel micro
Una diferencia esencial con respecto de la economía neoclásica está relacionada con la concepción de la economía a nivel micro. Siguiendo a Dopfer (2007), la economía evolutiva se ocupa esencialmente del crecimiento y la coordinación de los conocimientos económicamente relevantes. El conocimiento se entiende como una rutina o una combinación de rutinas (Hermann-Pillath, 2002). La noción de “rutinas” fue acuñada por Nelson y Winter (1982), mientras que Dopfer (2007) utilizó el término “reglas” para un concepto similar. Las rutinas son reglas de toma de decisiones que se repiten regularmente y representan el comportamiento común adquirido de los actores. Según Dopfer (2007), tales reglas o rutinas comprenden fenómenos tan diversos como las tecnologías y las instituciones sociales. Además, se puede hacer una distinción entre rutinas dinámicas y estáticas. Las rutinas dinámicas comprenden, por ejemplo, reglas para el diseño de nuevos productos o la estructura organizativa formal. Las rutinas estáticas, por el contrario, permiten la repetición de actividades pasadas y representan las actividades cotidianas de una organización o un actor. El conocimiento se concibe como integrado en portadores, es decir, entidades que encarnan las rutinas (individuos, organizaciones, empresas, etc.) y redes respectivas. Como tal, determina el comportamiento de estos portadores y les permite realizar ciertas acciones, como la producción o las transacciones de mercado. El centro del análisis evolutivo reside en la creación, adopción, retención y coordinación de reglas, que, en contraposición a la economía neoclásica, se consideran maleables.
Nivel meso
La adopción de una rutina dentro de una población se analiza principalmente en el nivel meso. En las teorías evolutivas, generalmente se asume que varios actores forman una población. Entonces, las características de los actores varían dentro y entre las poblaciones. Según el objeto de la investigación, los participantes del mercado, las industrias o las regiones de un país se perciben como poblaciones.
Para explicar el cambio económico, el darwinismo ofrece un concepto explicativo específicamente evolutivo que asume que el cambio es propiciado por los mecanismos de variación, selección y retención (VSR). La premisa principal de este llamado paradigma VSR es que las poblaciones están compuestas por actores heterogéneos. Estos actores difieren entre sí en sus rutinas adquiridas (variedad), que a su vez pueden variar con el tiempo (por ejemplo, mediante el aprendizaje y la innovación). Estas rutinas están sujetas a presiones de selección, mientras que aquellas que tienen el mayor éxito reproductivo proliferarán dentro de una población. En general, el criterio de selección principal es la medida en que una rutina permite el uso eficiente de los recursos que son importantes para la reproducción.
Por tanto, como en la economía neoclásica, la escasez juega un papel central, ya que se presupone que la competencia por recursos escasos conduce a la presión de selección. Las rutinas que están mejor ajustadas se reproducen así más a menudo. En consecuencia, es más probable que las rutinas que permiten productos o métodos de producción más eficientes que las rutinas de la competencia se impongan en el mercado (Hermann-Pillath, 2002, 34). El resultado de este proceso puede entenderse como adaptación al entorno de selección (Hermann-Pillath, 2002, 206).
Otro concepto evolutivo crucial es la trayectoria dependiente (path-dependence). Los defensores de este concepto enfatizan que el punto de partida de un desarrollo –los eventos pasados, su secuencia histórica específica y su coincidencia– tienen un impacto importante en el resultado final de las actividades económicas (David, 1984, en Garud y Karnoe, 2001, 4). Por lo tanto, los desarrollos actuales nunca son independientes de su historia (Hermann-Pillath, 2002, 232).
Nivel macro
El nivel macro se compone de muchas reglas y varias poblaciones. Como tal, no es una simple suma del nivel micro, sino que se define más bien por la autoorganización de poblaciones y estructuras en el nivel meso. Esto significa que los procesos a nivel macro solo pueden explicarse por medio del nivel meso, es decir, el análisis de poblaciones en lugar de actores individuales (Dopfer y Potts, 2007).
En resumen, el cambio se explica principalmente en el nivel meso y puede estar integrado o limitado por estructuras en los niveles micro y macro (Dopfer et al., 2004).
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Mientras que la economía general se ocupa principalmente del uso óptimo de recursos escasos para satisfacer necesidades individuales, los economistas evolutivos sugieren que el fenómeno crucial es el conocimiento. Así, la incertidumbre y la ignorancia fundamental, es decir, la falta de conocimiento, se consideran como los principales problemas económicos (Herrmann-Pillath 2002, 22). Esto significa que los fundamentos ontológicos de la economía evolutiva divergen fundamentalmente de la economía convencional. Desde la perspectiva evolutiva, tanto el conocimiento como los individuos se consideran fenómenos reales (ontológicamente existentes). Herrmann-Pillath (2002, 33) llama a esta ontología bimodal. Metodológicamente, la economía evolutiva asume que la interacción de los individuos conduce a la formación de nuevas entidades cuyas características no se pueden reducir al nivel individual. Este postulado también se conoce como emergentismo. Con respecto al papel del conocimiento en un sistema ontológico de este tipo, Hermann-Pillath observa que “la premisa ontológica fundamental de la economía evolutiva es que, en los sistemas complejos de intercambio de conocimiento, sólo el conocimiento con disponibilidad individual y subjetiva tiene relevancia práctica, mientras que el rendimiento de todo el sistema está determinado por el nivel efectivo general de conocimiento. Por tanto, este último tiene su propio estatus ontológico, en términos de ser una causa independiente de los fenómenos económicos” (Hermann-Pillath 2002, 33, traducción propia).
En consecuencia, el análisis se centra en sujetos económicos que solo son “limitadamente racionales” en lugar de centrarse en actores racionales que maximizan la utilidad. Estos sujetos económicos no son capaces de discernir todas las acciones posibles ni de evaluar sus costes y su utilidad, por lo que no pueden calcular una forma de proceder óptima. Por el contrario, se presupone que las decisiones de los sujetos económicos se basan en heurísticas. Al participar en la toma de decisiones sobre la base de una heurística, no se busca una solución óptima, pero se analizan las alternativas hasta que se detecta una posibilidad que cumpla con el objetivo o permita pasar un cierto umbral para alcanzar un objetivo (“nivel de aspiración”). Para describir este comportamiento, Herbert Simon (1957) acuñó el término “satisfactorio” (satisficing).
Sin embargo, el concepto de racionalidad limitada –al igual que el concepto neoclásico de comportamiento con su hipótesis de optimización– no da cuenta de la idea de crear nuevas oportunidades para la acción (Witt, 2001). El concepto de racionalidad limitada solo explica cómo se toman las decisiones sobre la base de un conjunto de alternativas bien definidas. En el caso de la economía neoclásica, este proceso de toma de decisiones se considera perfecto, mientras que en la economía evolutiva se considera imperfecto. Por tanto, el objetivo de los economistas evolutivos es trascender la idea de los procesos de toma de decisiones adaptativos y concebir un modelo cognitivo creativo para dar cuenta de la acción innovadora (Röpke, 1977). Joseph Schumpeter, considerado uno de los padres fundadores de la economía evolutiva, vio que el proceso de innovación era la fuerza motriz clave del desarrollo económico. Concibió las innovaciones como nuevas combinaciones de conocimientos disponibles. Witt (2001) enfatiza que los humanos tienen la capacidad de imaginar situaciones que aún no existen. De esta manera, crean nuevas posibilidades de acción, las prueban y las implementan (Witt, 2001).
La premisa de la ignorancia fundamental significa que el conocimiento siempre puede resultar erróneo. Por tanto, cada afirmación sobre el mundo es hipotética. Esta premisa está asociada con la epistemología evolutiva del realismo hipotético. En consecuencia, no todo conocimiento surge a priori desde el individuo. Además, los actores no tienen acceso a todo el conocimiento, pero perciben diferentes partes del conocimiento general, por lo que el individualismo metodológico no puede proporcionar una explicación suficiente del sistema. El conocimiento puede aparecer como conocimiento subjetivo o como un fenómeno emergente de las interacciones entre los actores de una red. El conocimiento general es, por lo tanto, más grande que la suma del conocimiento subjetivo individual. La epistemología evolutiva se centra en la aparición y difusión del conocimiento en lugar de tratar la cuestión de la verdad del conocimiento. De acuerdo con esta epistemología, que es sostenida principalmente por Konrad Lorenz, Donald T. Campbell, Gerhard Vollmer y Rupert Riedl, hay al menos una realidad que es independiente del ser humano. Esta realidad tiene una estructura con relaciones causales objetivamente existentes que son discernibles, al menos en parte.
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En contraste con el enfoque estático-comparativo de la economía neoclásica, la economía evolutiva se ocupa de la dinámica de los sistemas económicos en el tiempo histórico. Los economistas evolutivos emprenden investigaciones tanto inductivas como deductivas (Boschma y Frenken, 2006, 291). Sin embargo, no siempre aspiran a realizar generalizaciones. Por el contrario, se reconoce que el conocimiento puede limitarse a un contexto espacial y temporal específico.
Además, la economía evolutiva no se basa únicamente en el individualismo metodológico (reduccionismo), ni en el colectivismo metodológico. Más bien, existen mecanismos de selección tanto a nivel de rutinas como de individuos, además de a nivel de entidades superiores (Bowles, 2004, 479). Además, se emplean modelos formalizados y métodos cuantitativos-empíricos, así como métodos cualitativos. La economía evolutiva es en sí misma muy interdisciplinaria, ya que no solo aplica conceptos y términos (por ejemplo, de la biología), sino también métodos de otras disciplinas (por ejemplo, análisis de las redes sociales o SNA, por sus siglas en inglés).
Junto con las técnicas de regresión bien establecidas, la economía evolutiva utiliza el análisis de las redes sociales para investigar la evolución de las redes, el modelado basado en agentes y el computacional, así como la teoría juegos evolutiva. Este conjunto de métodos se complementa con encuestas y métodos cualitativos, como las entrevistas. De este modo, la economía evolutiva se acerca a la aspiración de una metodología pluralista, en línea con el “todo vale” de Feyerabend. Por lo tanto, los métodos más utilizados son los que se prestan al análisis de desarrollos y dinámicas.
La interpretación positiva de la innovación y el cambio puede considerarse como un aspecto ideológico de la economía evolutiva. Consecuentemente, la economía innovadora y adaptativa puede interpretarse como un punto de referencia normativo, en la medida en que el desarrollo económico positivo se atribuye a la capacidad de innovar y adaptarse al (cambiante) entorno tecnológico y económico. En consecuencia, se atribuye gran importancia a las políticas de investigación, innovación y tecnología. Puede interpretarse como ideológico que la innovación se perciba como un principio rector y que los factores que determinan la innovación, derivados de las teorías de la economía evolutiva, se utilicen como base para el asesoramiento sobre políticas. Por otro lado, el ideal neoclásico de los mercados eficientes en el sentido de Pareto tiende a ser rechazado. Las teorías evolutivas no implican que el bienestar agregado se maximice mediante mercados perfectos en situación de competencia perfecta o que una estrategia política económica debería apuntar a la creación de ese tipo de mercados competitivos.
En consecuencia, la política económica no solo debe abordar el mercado, sino más bien “referirse a la totalidad y complejidad de las redes y sus dimensiones en las que los procesos en los que pretende influir están integrados” (traducción de Hermann-Pillath, 2002, p. 441, traducción propia). Por ejemplo, los promotores del enfoque del sistema de innovación argumentan que, análogamente a una falla del mercado, podría ocurrir una falla del sistema nacional de innovación (“falla del sistema”), pero esta falla podría evitarse por el Estado y así se justificarían las intervenciones políticas. Sin embargo, no hay acuerdo sobre cómo debe organizarse una economía adaptativa e innovadora, es decir, cómo debe evitarse una falla en el sistema de innovación. Como ningún actor político tiene un conocimiento perfecto, las intervenciones políticas también pueden fallar. Además de esta capacidad cognitiva limitada de los actores, los problemas a resolver son complejos. Así, los procesos racionales o deductivos de toma de decisiones tienden a ser rechazados. En cambio, se avalan los procesos inductivos basados en experimentos. En este contexto, se enfatiza la importancia de las experiencias pasadas y el conocimiento disponible para la toma de decisiones (Metcalfe, 1994).
Por ejemplo, las teorías evolutivas llegaron hasta las políticas regionales de la Unión Europea, que entre otras cosas persiguen el objetivo de aumentar la actividad de investigación y desarrollo (I+D) en las regiones europeas. Un ejemplo es la llamada estrategia de “especialización inteligente” que se propone hacer de Europa un área económica innovadora. A pesar de que fue acuñada con este nombre, la estrategia en realidad trata acerca de la diversificación. La novedad de esta estrategia reside en que las decisiones sobre la diversificación deben estar estrechamente guiadas por el conocimiento disponible de la región, es decir, los nuevos sectores económicos deben estar “relacionados” con los antiguos, ya que esto permite la transferencia de conocimiento y, por lo tanto, aumenta la probabilidad de una diversificación e innovación exitosas. Además, la decisión sobre nuevas formas de diversificación debe surgir de un discurso social (“descubrimiento empresarial”) que incluya a las partes interesadas relevantes (Boschma y Gianielle, 2014).
Un debate central trata de la aplicabilidad del darwinismo a la evolución económica como fenómeno social. La hipótesis darwinista universal de variación, selección y herencia generalmente no se acepta dentro de la comunidad de economistas evolutivos. En particular, los detractores afirman que la evolución de los sistemas económicos carece de un mecanismo que pueda ser concebido como herencia. Por el contrario, la evolución económica sigue sus propias reglas, ya que, como parte de la evolución cultural, está sujeta a desarrollos significativamente más rápidos. Esto se conoce como la hipótesis de la continuidad. Además, la generación de innovación en el ámbito socioeconómico no es solo pura coincidencia, como es el caso de la genética.
No es fácil delimitar las escuelas secundarias con claridad, pero se pueden identificar elementos específicos de diferentes teorías. Algunos enfoques se ocupan más o menos de los términos y conceptos de la biología evolutiva, mientras que otros se centran en los conceptos de trayectoria dependiente, autoorganización de sistemas complejos o cambio institucional-cultural.
El darwinismo universal concibe la evolución económica como un cambio dirigido que surge de la formación, selección y conservación de nuevas rutinas (conocimiento). Este cambio requiere diversidad, pero el cambio en sí mismo también crea diversidad. Según Essletzbichler (2012, 129), el darwinismo universal es un marco teórico para comprender la evolución en sistemas de población complejos. Las poblaciones de entidades heterogéneas evolucionan al interactuar entre ellas y con el entorno, al que también dan forma. El darwinismo universal se inspira en la genética y abarca la “herencia de instrucciones de replicación por parte de entidades individuales, una variación de replicadores e interactores y un proceso de selección de los interactores en una población” (traducción de Hodgson / Knudsen, 2010, 65, en Essletzbichler, 2012).
La variación se genera mediante la transformación endógena y el surgimiento de nuevas características, tanto por coincidencia como por la búsqueda deliberada para mejorar por parte de actores con intencionalidad. El término biológico “fenotipo” corresponde al término “interactor” en la economía evolutiva. Essletzbichler (2012, 133) define “interactor” como una “entidad que interactúa directamente con su entorno como un todo coherente”. Para cada interactor hay una variedad de replicadores. El término “replicador” corresponde al término biológico “genotipo”. Los replicadores son ciertas características de los interactores (principalmente sus rutinas), que se consideran sus genes. Individuos, organizaciones, pero también países o regiones pueden ser interactores. Se considera que son los “portadores” de los replicadores (es decir, de las rutinas). Los replicadores (genotipos) transmiten la información sobre la adaptación exitosa de interactores (fenotipos) a lo largo del tiempo. Estos últimos impiden la adaptación inmediata a los cambios en el entorno. De esta manera se garantiza que existan diferentes tipos de variación, lo que es una condición necesaria para que tenga lugar la selección. La selección implica tasas de supervivencia más altas para los interactores que mejor se adapten al contexto local e histórico específico. Esto significa que los fenotipos transmiten sus genotipos con un índice mayor (Essletzbichler, 2012, 130).
Para los neoschumpeterianos, el concepto de selección es el elemento central de la economía evolutiva. Esto incluye el enfoque de Nelson y Winter en Una teoría evolutiva del cambio económico (Cordes, 2014, 2; Nelson y Winter, 1982). Los autores importaron conceptos biológicos a la economía de una manera bastante metafórica, mientras que, por ejemplo, Metcalfe (1994) aplica directamente un modelo de selección natural a la competencia económica. En parte, el enfoque de los sistemas de innovación (Lundvall, 2010) pertenece a la tradición neoschumpeteriana.
Los conceptos naturalistas dentro de la economía evolutiva asumen que la herencia biológica de los humanos tiene un impacto duradero en su comportamiento actual y que limita la evolución económica (Cordes, 2014, 5). De acuerdo con Cordes (2014, 5), la teoría del cambio institucional de Thorstein Veblen (1898) pertenece a esta escuela secundaria (aunque en general se argumenta que se trata de un institucionalista estadounidense). Friedrich von Hayek y Douglas North también discuten este tipo de cambio institucional. Aquí también podría inscribirse el dominio de la “bioeconomía”, establecido por Nicholas Georgescu-Roegen. Este último destaca los límites a largo plazo de la evolución económica debido a la evolución biológica (Cordes, 2014, 8).
Las teorías de la trayectoria dependiente no necesariamente usan términos y conceptos biológicos. Los defensores de este enfoque enfatizan la importancia de la génesis de un fenómeno para dar cuenta de su desarrollo posterior y sus características actuales. Garud y Karnoe (2001) complementaron el concepto de trayectoria dependiente con el concepto de “creación del camino” (path-creation en inglés). Con la noción de creación del camino, se refieren a los mecanismos por los que surgen y cobran impulso los nuevos caminos económicos y tecnológicos.
Hasta cierto punto, las teorías de la complejidad también están asociadas con la economía evolutiva. Esto incluye especialmente los enfoques de la economía de la complejidad que surgieron de la cooperación interdisciplinaria de, entre otros, físicos, biólogos y economistas en el Instituto de Santa Fe en Santa Fe, Nuevo México (EE. UU.). Esta cooperación fue iniciada por Kenneth Arrow. Sus representantes actuales son Brian Arthur o Samuel Bowles. Los economistas de la complejidad utilizan conceptos como dinámica, sistemas abiertos, autoorganización y causa acumulativa de procesos socioeconómicos (retroalimentación positiva). Además, las trayectorias dependientes y los procesos de selección a menudo desempeñan un papel importante. La economía de la complejidad se describe por separado como una perspectiva en esta página web (enlace).
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La posición de la economía evolutiva dentro de las ciencias económicas es controversial. Algunos defensores simplemente la conciben como una subdisciplina que se ocupa de la innovación, el espíritu empresarial y el cambio tecnológico. Dentro de esta definición más bien estrecha, no se rechazan los supuestos neoclásicos o convencionales. De esta manera, la economía evolutiva se considera una subdisciplina entre otras, como la economía ambiental. Otros la conciben como un enfoque fundamentalmente diferente de la investigación sobre la economía (vgl. Herrmann-Pillath 2002: 21-22).
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Capitalism: Competition, Conflict, Crisis | Anwar Shaikh | The New School | flexible | adelantado |
State, Law and the Economy | Prof. Y.C. Richard Wong | n.a. | 24.03.2020 | adelantado |
An Introduction to Political Economy and Economics | Dr Tim Thornton | n.a. | 2022-01-30 | debutante |
Eine Einführung in Agentenbasierte Modellierung mit Python | Dr. Claudius Gräbner | n.a. | incesantemente | adelantado |
Water Resource Management and Policy | Prof. Geraldine Pflieger, Dr. Christian Brethaut | Graduate Institute of International and Development Studies Geneva | a su propio ritmo | adelantado |
Makroökonomische Modelle - Ein multiparadigmatischer Überblick | Claudius Gräbner | University of Duisburg-Essen | incesantemente | adelantado |
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